La muerte del camarada Lenin.
Carlos Rafael Pacheco García, alias el camarada Lenin , murió de tristeza y rabia ayer por la tarde, nació en los años sesenta, estudió en la UCV, fue activista político, puso su grano en las conspiraciones desde los ochentas hasta hace unos años, fue amigo de varios de los que hoy son ministros , tuvo su cuota de cárcel y golpes por parte de las policías políticas y militares de la época, en fin, se creía el cuento de la revolución.
El sábado al filo de la medianoche, la pensión de doña Catalina se despertó gracias a unos gritos en el cuarto del señor Lenin como le decían todos. Cuentan sus vecinos que este señor a pesar de solo tener cincuenta años parecía de sesenta. canas, barba larga y rala, arrugas en los ojos, andar cansado pero de una mirada viva y un pronto enojo sorprendían a sus compañeros de pensión, la verdad nadie supo nunca mucho de él excepto que mostraba una gran cultura general, una pobreza difícil de pensar en alguien con tal educación, en estos tiempos de google no es muy complicado seguirle la pista a alguien a menos claro que jamás haya salido del campo que nunca tan siquiera hubiese estudiado más allá del bachillerato pero como el ocio dominical es cosa seria e investigar por Internet es gratis pues me dispuse a hacerlo y a osar reconstruir los últimos días de ese abuelo sin nietos que salio de madrugada al hospital para nunca más volver.
Este personaje entró a la universidad a los 24 años, comenzó a estudiar derecho, se interesaba por el asunto de la justicia como algo instintivo, en el liceo ya tenia problemas de conducta pues ante la primera provocación hacia huelgas, organizaba marchas y de pasa ya hacia sus primeros pasos dentro de la estructura del partido comunista, una vez que se graduó en el liceo anduvo haciendo proselitismo político en su pueblo , hasta que el jefe de la policía local quien por cierto era su padrino de bautismo, lo obligó a dejar el cuento de la política so pena de unos peinillazos apoyados por su padre por cierto, en ese momento unos compañeros de partido le consiguieron cupo, beca y alojamiento al “camarada” Lenin en la capital, allí comenzó su ascenso en la escala política, fue un estudiante típico de sus tiempos, tardó quince años en graduarse de una carrera de cinco, se cambió de carrera varias veces para engañar al reglamento de permanencia y al final volvió a estudiar derecho, hasta que sus jefes le ordenaron graduarse por fin. Una vez logrado el fulano titulo se fue a Cuba a hacer un supuesto posgrado y lo que en realidad hizo fue un curso intensivo de guerra de guerrillas y formación política, al volver se unió a las brigadas comunitarias, desde donde organizó una red de ayuda popular, rechazó todas las posibilidades de ascenso dentro de estatus político pues asumía que solo allí, en el barrio podía hacer algo. Poco antes de terminar la década de los ochenta lo invitaron a Mérida, allí, en la ULA se reunió con varios estudiantes a beber miche y fumar para intentar cambiar el mundo, en esa reunión conoce a un tal Adán quien inmediatamente lo reclutó para algo que estaba fraguando junto que un hermano militar y donde, según el, habían muchos militares y civiles confabulados.
Su primera tarea de “guerra” le llegó pronto, a principios de año se sabia que el gobierno tenia que subir el precio de la gasolina, mientras (en secreto) el presidente y sus ministros buscaban una solución que no levantase mucho la ira de los pobladores, los comunistas ya tenían una red organizada de hombres cuyo trabajo era agitar al pueblo y organizar disturbios a fin de probar su teoría, todo el esquema original lo habían traído desde la habana, ya el camarada Lenin conocía esa teoría pues en el curso superior que realizó en Cuba lo estudiaron, por tanto no fue una sorpresa que le encargasen tal tarea.
La noche anterior ya estaban todos en sus puestos, atentos ante la primera señal de protestas para hacer su trabajo, todo comenzó en una ciudad satélite esa mañana cuando la gente se desplazaba para su trabajo se encontró con un aumento que les permitía ir pero no volver de sus empleos, Lenin viendo la oportunidad comenzó a insultar al chofer y a “obligar” a una señora a agredir al dueño de la unidad de transporte colectivo y al este defenderse, otro “camarada” grita que el chofer está golpeando a la dama, lo que causó el inicio del motín, los demás pasajeros voltearon el bus, comenzó la fiesta de la revolución, pensaba Lenin, en otras ciudades sucedió lo mismos con algunas variantes pero al final el caos que buscaban lo lograron, salió el ejercito, hubo batallas campales, los militares y policías tan proclives a la sangre se aprovecharon y se llevaron a unos cuantos por delante, unos por gusto y otros por necesidad aunque tengo la impresión de que todos fueron por gusto, fueron dos días negros de la historia reciente, lo cumbre es que cuando se vieron perdidos nadie dio la cara y se construyó la gran mentira de que el fulano Caracazo fue un asunto espontaneo, claro que hubo rabia pero también hubo direccionalidad, creo que en ese tiempo Lenin tuvo sus primeras dudas, el esperaba seguramente una larga guerra que los llevase al poder popular desde donde usar los millardos petroleros para lograr la verdadera libertad de un pueblo, al final todo volvio a la normalidad, sin embargo ya en la mente de muchos se establecía un plan definido pues los eventos de caracazo dejaron al descubierto muchas fallas del sistema que los camaradas de Mérida no habían dejado de notar y que pensaban aprovechar con un movimiento armado muy secreto que ya hasta nombre tenia.
Los próximos cuatro años fueron de un intenso trabajo subversivo, reclutando estudiantes, haciendo conciabulos en universidades, campos, selvas y hasta playas, donde bajo la cubierta de una reunion de amigos con licor y parrilladas se fraguaban los planes del próximo golpe de estado , hasta que llego el día, la mañana anterior salió a dar sus clases en la escuela local donde impartía clases de historia, de paso inoculaba el virus comunista a sus alumnos más avanzados, nunca llegó al trabajo, en la parada del bus lo pasaron buscando unos camaradas, en el camino le avisaron que la mañana siguiente era la cosa, le dieron sus órdenes, comenzaba el trabajo, a él le tocaba coordinar una guerrilla urbana que supuestamente bajaría de los cerros de la capital a ayudar a la tropa sublevada a tomar las instalaciones militares de la ciudad capital, se reunió en una casa y allí esperaron las ordenes que nunca llegaron, a la cinco de la tarde vieron no sin estupor que un tal Hugo Chavez solicitaba la rendición de todos los sublevados, allí todos se fueron , enterraron armas, quemaron papeles y huyeron como bien pudieron, Lenin se puso a salvo en Colombia, desde ese país obtenía informes de como evolucionaba la cosa, para las elecciones del 99 vuelve a ayudar a sus camaradas en la reconstrucción del país, ganaron las elecciones.
Comenzó una etapa de gran trabajo en todos los frentes, al principio todo iba bien hasta que en el año 2003 ya una buena parte de la nación se puso en huelga general, se paralizó la industria petrolera, no hubo negociación posible y el país se lesionó por primera vez de manera bastante seria, comenzaron los odios y el presidente despidió a todos los empleados de la empresa estatal que no estuviesen políticamente con el gobierno, comienza la primera de muchas purgas, Lenin aunque no estaba muy de acuerdo con la cosa pues los años le habían enseñado que en la diversidad es que estaba el progreso y que las ideas políticas no estaban muy cónsonas con la realidad se quedó callado por un asunto de disciplina revolucionaria , la misma que había practicado durante toda su vida.
Sus ideas ya habían llegado a oídos de los jefes quienes por cierto veían a ese camarada como un potencial peligro pues tenía acceso directo con las altas esferas del poder y no se contenía al momento de regañar a cualquiera o ponerlo en su sitio, todo con órdenes expresas de Miraflores de no molestarlo, sin embargo lo hicieron, lo mandaron a lo profundo de la selva, lo suficientemente aislado como para que no molestase, allí estuvo por diez años hasta que la tuberculosis los trajo de vuelta a la capital, estuvo un año hospitalizado con todas las comodidades posibles, visita dominical del presidente, libros al mayor y por fin tiempo para descansar.
Al salir se encontró con otro país, donde la gente hacia colas para comprar harina, carne, papel higiénico y hasta medicinas. Cuando revisó su cuenta bancaria tenía todo el sueldo del año allí guardado, se fue a la pensión de doña Catalina, alquiló una habitación y decide volver a su labor, se va a Miraflores pero se encuentra con gente que no conocía y por tanto no hace nada, al salir se encuentra con un viejo camarada que le invita un café, le cuenta que la cosa está jodida pues ya los ideales se fueron a la mierda, que a los otros camaradas incómodos los fueron eliminando y camuflaron todo como del hampa común, los que sobreviven ahora son ricos que viven en el este , tienen hasta avión propio, están siendo vigilados y que por favor no cometiese tonterías pues la revolución no existe. Lenin aun sin poder creer lo que le cuentan comienza a halar los hilos de la rebelión que aún quedan enteros, y todos le cuentan lo mismo, en su barrio ya todo es odio declarado, antes quienes le hablaban ya dejan de hacerlo, se entera que la policía es quien maneja el negocio de las drogas y comparten ganancias con más de un ministro, la ley dejó de existir.
El viernes en la noche le hicieron un atentado, estaba en la bodega del señor Cristobal y unos tipos en moto le lanzaron una ráfaga de metralla hiriendo de paso a una niña que compraba un dulce, Lenin devolvió el fuego y mató a un hampón, la policía llegó a las horas y un antiguo camarada también abogado lo sacó del apuro, no sin antes advertirle que se mudase pues el muerto era primo de un hermano del socio de un ministro que tenía nexos con el narco y las farc, que él le daba unos dólares para que recomenzase en otro país , que se dedicara a escribir que algo quedaría.
Esa madrugada no pudo dormir, a media noche comenzó una extraña fiebre, le salieron ronchas por todo el cuerpo, en su delirio febril pensó, coño me dio la chigungunya , apenas amaneció, reunió todo el dinero que tenía encima y se fue al hospital, allí estuvo esperando por horas , hasta que perdió la conciencia.
En la noche, una balacera en la emergencia del hospital hizo que todos corrieran, excepto un anciano que dormía plácidamente, le alcanzaron tres balas, odas mortales, solo que ya estaba muerto, no se le hizo autopsia por falta de materiales, estuvo tres semanas esperando que alguien lo recogiese en la morgue, un amigo de la pensión lo fue a buscar allí, lo enteraron en una fosa común, al fin se fundió en la anonimia con la que soñaba, esa igualdad que solo da la muerte. Imagino que ahora es feliz, todos son sus iguales.♦