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Sobre muertes, juegos y PUENTES

Enric Miralles, Jaime Garzón y los PUENTES Peatonales de Transmilenio.

Planta puente peatonal vía La Calera

“Nosotros diseñamos un puente que era un puente torpe en cierta forma para la ingeniería  pero era muy DIVERTIDO para el urbanismo.”

Rafael Esguerra sobre los puentes peatonales de Transmilenio.

Fue la muerte quien dio vida al primero de estos teatros para INTERFERIR en el paisaje de la ciudad.

Fue la muerte de Jaime Garzón la que permitió que Rafael ESGUERRA y Carlos HERNÁNDEZ construyeran el primer puente prototipo que daría origen a los puentes peatonales metálicos del sistema de transporte masivo Transmilenio desarrollados en conjunto con Giancarlo Mazzanti. Una multitud convencida del paso de la caravana del sepelio del comediante por la calle 122 con autopista norte invadió un puente que no tuvo otra posibilidad que derrumbarse.

La coincidencia fue más allá de la simple oportunidad. Jaime Garzón era un actor, un comediante, un “jugador”. Estos puentes son teatros para la ciudad: una tragicomedia.

Su esencia es su construcción: es un escenario. Cuentan sus creadores que el primer puente (el que reemplazaría el destruido) fue antes  ENSAMBLADO en la fábrica para tranquilidad del alcalde de turno. Como escenario, fue instalado en UNA sola noche luego de haber sido PRODUCIDO en fábrica durante 3 meses.

Este primer puente prototipo hoy ya no está en donde estuvo. Vive ya en otro lugar. Para eso lo hicieron. Como escenario de teatro urbano es desmontable e instalable en cualquier otro lugar.

Foto puente primer prototipo instalado

Uno de ellos, uno que no existió fuera del papel, el puente NÓMADA, se movía él solo. Por la carrera 15 sería simplemente jalado al lugar indicado por los rayos del sol durante cada día. Era escenario y escena, escenario y actor, juego y jugador: ‘a play ‘.[1]

Juego y jugador, son instalados en menos de un día sobre las vías nunca detenidas, siempre listos a ser vistos: juego y jugador.

Su sistema estructural, llamado LEGO por sus creadores, no solamente es diversión. Los puentes son “vagones” de un tren que se añaden según las voluntades involucradas y las necesidades enraizadas a 5m 50 cm de altura y con 3 tipos de columnas: de apoyo, de articulación y de cambio de dirección.

Este rígido trío de pies permite que los puentes bailen en pareja, con los buses rojos, a su vez articulados en el medio por los acordeones grises que se mueven al ritmo de la RE-aparición de las curvas de los puentes. Es un baile de articulaciones. Es un baile de colores. GRIS CON ROJO.

Los puentes, ellos juegan, bailan y no solamente con las estaciones. Sus uniones articuladas les permiten moverse con el ritmo de los pasos de los caminantes y con el viento de los automóviles, camiones y buses que por debajo los cruzan.

Estas curvas juegan, bailan a su vez. También en pareja, o tal vez en trío. Las curvas siguen el ritmo de las curvas originales: las de los cerros bogotanos. Los caminantes, suben y bajan por ellas, suben a ver las montañas, bajan a ver la ciudad. Suben y bajan. Los puentes suben y bajan. Bailan, juegan.

En Cartagena, los puentes (diseñados por Rafael Esguerra) bailan solos. Sus curvas, más finas se ensanchan, se adelgazan, suben y bajan: bailan  solos o mejor, bailan con ellos mismos. Juegan.

Alsado puente Cartagena (módulo se ensancha y se adelgaza)

Su ropa es un juego determinado por quien diseña y construye. Madera, metal y vidrio envuelven la estructura sin ser parte de ella. Se ensamblan y se reemplazan. Se quitan, se ponen. Se añaden, se restan. Bailan y juegan. Un LEGO.

Ese LEGO, juega, contrasta con las estructuras en concreto de las eternas construcciones bogotanas y con el ladrillo de los incontables edificios de la ciudad. Como el Lego de Vormann, el acero galvanizado de la estructura de los puentes INTERFIERE la estética pétrea y estereotómica dominante de la ciudad para completarla.

Este LEGO, este añadir, este ritmo, es un juego de memoria. La suma de “vagones” rescata los antiguos tranvías eléctricos y sus ferrocarriles metálicos. En la avenida 30, los puentes superan la ferrovía y juegan, desde la altura, con otra época, con otro metal; INTERFIEREN, al ritmo de su repetición, el paisaje urbano, pasado y futuro, para los conductores y transeúntes que por ahí se mueven.

Tan ordenado juego fue tal vez inspirado por Enric Miralles (hoy en día muerto). Al comenzar el milenio antes de morir, había ya jugado con el parque diagonal mar y había ya creado la entrada para la estación de Takaoka en Japón: dos juegos de curvas metálicas, dos recuerdos de andares en tren[2]. Con Hernández y Esguerra, Miralles se había ya divertido CONCURSANDO, otro juego más, por las estaciones de Transmilenio que Javier Vera finalmente celebraría.

Detalles módulos puente

Un juego, que es juego, como dice Quetglass, porque ninguno de sus procesos es finalidad[3]: todos lo son. El arquitecto los crea, la sociedad los produce, la fábrica los ensambla, el constructor los instala, la sociedad y el arquitecto los ocupa, pinta, ensucia, limpia y apropia, el constructor los desinstala, el constructor los traslada, el constructor lo re-instala y la arquitectura es todo lo anterior: un juego.

“No hay ninguna solución de continuidad ni jerarquía entre unos momentos y otros, entre unas actividades y otras, sino una transformación inevitable de una a otra, una conversación germinativa de un sentimiento en dibujo, de un dibujo en una maqueta, de una maqueta en un edificio, de un edificio en una ocupación, de una ocupación en un sentimiento, de un sentimiento en un dibujo.”[4]

Un juego que nunca acaba porque la arquitectura, según lo dijo Miralles, nunca se acaba.[5] Más bien, la arquitectura que resiste el tiempo se transforma, sigue jugando, porque sigue importando en la vida después de la muerte: es todavía finalidad.

¿Cómo hacer de esta costumbre una nueva INTERFERENCIA? ¿Cuál es el nuevo juego de los Puentes de Transmilenio? ¿Cómo hacer de su futuro una nueva vida? ¿Cómo pueden ser transformados si aún no hay adversarios dignos, actores principales o antagónicos? ¿Cómo hacer de su llegada al piso un hecho teatral? ¿Cómo convertir el trío de columnas en un infinito baile? ¿Cómo hacer de su oscuro debajo un iluminado futuro? ¿Cómo hacer de su triste gris un chiste colorido?

Recordemos a Garzón, recordemos a Miralles, sigamos jugando. ♦

Detalle llegada de puente al piso 

 

Pablo LORENZANA

Editor Arquitectura, Arquitecto, Columnista

@lorenzanarch (Instagram)

[1] QUETGLAS, Josep, “Desde Vers une architecture al primer volumen de Oeuvres compléts”, Revista El Croquis,Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, 100-101, pp. 27

[2] TUÑON, Emilio, MANSILLA, Luis Moreno, “Apuntes de una conversación informal”, Revista El Croquis, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue,100-101, Madrid,2000, pp. 10.

[3] QUETGLAS, Josep, “Desde Vers une architecture al primer volumen de Oeuvres compléts”, Revista El Croquis,Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, 100-101, pp. 27.

[4] QUETGLAS, Josep, “Desde Vers une architecture al primer volumen de Oeuvres compléts”, Revista El Croquis,Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, 100-101, pp. 27.

[5] TUÑON, Emilio, MANSILLA, Luis Moreno, “Apuntes de una conversación informal”, Revista El Croquis, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue,100-101, Madrid,2000, pp. 12.

PUENTE Cartagena

Plancha 01

Plancha  03

Plancha  04

PUENTE  Bucaramanga, Campo Hermoso

Plancha 01

Plancha 02

Plancha 03

PUENTE Peatonal Bogotá, Avenida de las Américas con Carrera 69

Plancha 02

Plancha 03

Plancha 04

Plancha 05

Plancha 06

Plancha 08

PUENTE Peatonal Bogotá, Calle 80 carrera 94

Plancha 01

Plancha 02

Plancha 05

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