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Inmigrar

 

Inmigrar tiene muchos significados, lo podemos pensar como algo natural,  endogeno a la circunstancia de vivir, las ideas migran, las plantas y los animales migran, los humanos migramos.

Quiero des-contextualizar esa palabra del momento político, social en que nos encontramos, para abordar su significado de una manera mas abstracta y más justa.

A pesar de que el ser humano ha sido siempre migrante, fue a mediados del siglo XX que el americanismo “Inmigrant” surgió,  gracias en parte a las dos grandes guerras que provocaron movimientos de masas incalculables. El concepto de inmigrante no es posible entenderlo sin tener en cuenta los “avances” de las ciencias sociales y las ciencias en general a mediados del siglo XX. Tanto la psicología, la economía y la antropología habían llegado a un desarrollo extremadamente alto.

Mientras que la colonización, la conquista, o la cristianización son efectos de poder y pretensiones de superioridad, conectadas más a un imaginario de estado, nación o religion. La inmigración es ante todo una historia individual, una historia personal, algo íntimo y de cierta manera algo muy biológico, supervivir.  

Pensar la inmigracion en el capitalismo contemporaneo se presta a ilusiones, el circulo de la publicidad y la prensa nos hace pensar que las fronteras no existen, que se acabaron, nos hace creer que gozamos de toda una suerte de oportunidades para movernos. Pero la realidad es mas fria y evidente, la mayoría de gente no se mueve de su lugar de nacimiento, y la mayoría de los que se mueven se mueven por la fuerza y no por la voluntad. La historia de los inmigrantes se perpetúa como una historia de ex-patriacion y crueldad. Decenas de miles de inmigrantes mueren en los ‘bordes’ de Europa todos los años, asi mismo por guerras que tienen que ver más con decisiones de ‘alto rango’ en NY o Washington o Londres que en los países donde ocurren.

Muchos artistas contemporáneos se preguntan constantemente sobre el lugar: estar, permanencia, que significa estar en un lugar. La inmigración tiene que ver totalmente con esta pregunta, una idea que implica las otras: si podemos emigrar significa que estamos en un lugar y viceversa.

Aunque no hay mucha literatura sobre la migración y la arquitectura es claro como las ciudades emigran, las murallas de Cartagena no son sino migraciones de otras murallas en el mediterráneo…y los parecidos tenues y para nada gratuitos de las casas de Cartagena a esas otras casas de ciudades marinas como La Habana o San Francisco.

Vivimos en una suerte de realidades que se yuxtaponen de maneras aleatorias. Nuestra realidad es un caldo condimentado con los más diversos sabores, una mujer Mexicana no sabe escribir y envia el dinero por correo a Hermosillo, Sonora, desde Palo Alto, ella trabaja limpiando las oficinas de un hombre norte-americano de mediana edad llamado Mark Zuckerberg.

Para esta editorial le pedimos a Julian Serna que sugiriera una portada, hago un comentario agradeciendo su participación y la participación de Mario Opazo quien es el artista invitado.

Todos somos migrantes, algunos de una manera otros de otra…todo lo humano nos implica. Con esta editorial solo quiero reiterar esta idea que de manera muy simple es, no te preguntes quién es el migrante, el migrante eres tu.♦

Diego Aretz es fundador y editor de Interference Channel.

 

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