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Expectativas Vs. Realidad del Estudiante de Arte Contemporáneo

 

  Llega el momento de definirte por un oficio, de escoger una profesión y sabes que lo tuyo es el arte, así que buscas la facultad que mejores posibilidades te ofrece y empiezas, como todo estudiante a sumergirte en tu carrera, buscando que puedas ejercerla, y que con ella puedas sacar adelante tu proyecto de vida o sabes que lo que te apasiona es expresarte y que para ello buscarás cualquier medio; preferiblemente el visual por medio del cual mostrarle al mundo todo el universo que tienes adentro y así mismo de reencontrarte con ese universo y explicar cómo lo percibes, cómo lo interpretas.

Puede que sueñes con la fama, con el dinero, con trascender, con irrumpir con tu arte y ser un referente en la sociedad, o sencillamente con vivir bien de lo que te gusta. Pero ¿Qué tan altas son las posibilidades de que se cumplan estas expectativas?

Para responder a este interrogante realicé una entrevista a Henry Güiza, profesor de artes plásticas de primeros semestres en la universidad javeriana, la cual citaremos con frecuencia en este artículo, además de consultar la opinión de reconocidos expertos del medio artístico.

 

Sueños y expectativas al iniciar.

El paso a la universidad implica un rompimiento en la dinámica de vida y en el modo como esta se concibe. Y la percepción de un artista sobre su arte no es la excepción. Como el arte tiene muchas variantes preguntamos por los sueños de los estudiantes y cuáles son las áreas de desempeño preferidas; en su entrevista, Henry nos dice: “Los muchachos llegan con dos sueños: Uno, que es ser ese artista exitoso que vive de su arte en cualquier campo, en el campo audiovisual gráfico, de las artes plásticas, en cualquiera de los campos de las artes visuales en general; y otro que es la cuestión de ser famoso, eso agarrado a una cosa también televisiva o vendida por los mass media, una idea muy Holliwodense que es el artista famoso que tiene mucho dinero, que se rodea de las grandes personalidades ya bien sea en el campo de las artes visuales o las artes plásticas, etc. Entonces el estudiante se choca un poco, o más bien la universidad advierte que un poco el trabajo de ser artista es un trabajo de disciplina, de constancia, de trabajo, y que la universidad al final si tu te gradúas no va a garantizar, por supuesto, que seas famoso ni en ese campo y tampoco que el trabajo que haces vaya a tener ese reconocimiento”.

“Los estudiantes tienen cuatro énfasis que es: artes plásticas, expresión plástica, expresión audiovisual y expresión gráfica e historia y filosofía. La que menos tiene acogida es historia y filosofía por lo que dentro de lo mediático es la que le da al artista menos visibilidad. En los nuevos medios como el cine, el video, la fotografía incursiona mucho mejor el estudiante y por ahí es donde se quiere ir, o también por ejemplo, la expresión gráfica, que tiene que ver con este boom de los medios digitales, la ilustración digital, un poco unido también al diseño gráfico, todo lo que tiene que ver con lo digital y el dibujo digital, que se ve sobre todo en expresión gráfica. Y las artes tradicionales, que son las artes plásticas, la pintura, la escultura que tienen ahora un poco menos de acogida entonces, las nuevas tecnologías son las opciones por donde se quiere ir sobre todo”.

 

Condicionantes del éxito profesional y panorama general del medio artístico.

El éxito es un concepto muy relativo por lo que para hablar de él hay que precisar a qué nos referimos con éxito. El mundo artístico tiene una dinámica particular. Especialmente el arte contemporáneo en donde operan diversos factores. De cómo se logra interactuar con ellos suma posibilidades al éxito y el reconocimiento. Consulté la opinión de tres expertos en el medio, dos han sido docentes. Ellos son Manuel Kalmanovitz, Beatriz López y Diego Aretz. Su opinión es la siguiente.

Para Manuel Kalmanovitz si lo que se busca es exponer y tratar de hacerse un nombre, el artista debe contar con ciertas características; tener una obra distintiva, ser disciplinado en su quehacer, sabiendo navegar las exigencias sociales y teniendo algo de suerte y/o contactos.

Si se busca entender algo que inquieta al artista es más difícil de ver desde afuera pero este proceso es clave para que el arte tenga algún sentido más allá de alimentar la especulación de galeristas y coleccionistas. Muchos estudiantes realizan obras pero estas no son acordes con lo que se muestra en galerías o ferias. Para ellos, la reflexión autobiográfica es importante y no piensan tanto en qué se vende y qué no, lo cual es al mismo tiempo reconfortante y preocupante. Reconfortante porque es un recordatorio de que el arte es demasiado importante como para ser relegado simplemente a un objeto de especulación financiera y preocupante porque así está el mundo y eventualmente tendrán que salir ahí y enfrentarse a eso.

Para Beatriz López pensar en el éxito es complejo porque de entrada el arte es un asunto de tiempo. Cree que la educación de calidad ayuda y hasta puede determinar el lugar donde se comienza la carrera como artista profesionalmente. Pero es básico entender que un artista se hace día a día.

Ella propone unas herramientas básicas que las universidades deberían proponer a los estudiantes para enfrentarse mejor al mundo profesional, por ejemplo, enseñar cómo se hace un portafolio de trabajo, explicar el funcionamiento de una galería comercial, la diferencia entre una institución independiente o una estatal, entre un curador, un galerista, un agente cultural y un comerciante, ya que todos los elementos harían más claro para el estudiante el camino una vez sean profesionales.

Considera preocupante la necesidad de inmediatez de los artistas y al mismo tiempo piensa que debe ser muy claro que cada uno entienda el funcionamiento del mercado porque tampoco se trata de un asunto de inocencia.

Para Diego Aretz, quien ha documentado el medio artístico, el desempeño de un estudiante de artes plásticas está influído, como en cualquier otro campo por los contactos que tenga, antes de entrar a la carrera y después, por la familia, pues qué tanto tenga impacto en el medio y qué tanto tenga también acceso a la gente que colecciona, la gente que tiene galerías y la gente que tiene capital social suficiente para darlo a conocer en un contexto importante.

“Indudablemente yo creo más que nada que lo que permite tener éxito en un artista es la capacidad de entender ese medio y todas las triquiñuelas sociales que se tiene que inventar e identificar para entrar en él, o sea, cómo andar vestido, a quién saludar, a qué amigos correctos tener a qué exposiciones presentarse, a qué premios, qué becas, etc. Entonces yo creo que uno de los medios en los que se evidencia más el colonialismo y el arribismo que nos caracteriza como sociedad, entonces digamos que ese medio lo que premia es eso: a los más arribistas, a los más esnobistas, a los más colonialistas y a los que logran identificarse con las  narrativas que se promueven en Nueva York o en otros países; por eso no es raro encontrar que a los artistas a los que mejor les va son los artistas que han pertenecido desde niños a las élites.  Los artistas que no, por ejemplo, Wilson Díaz, Liliana Angulo, Edinson Quiñones tienen una trayectoria diferente. Tienen una trayectoria de las bases, de alguna manera. Pero lo que han logrado es identificar claramente a las colecciones, a la semiótica de cada época y lograr colocar, posicionar su obra en ese ductus de importancia semiótica. Ahora, yo diría que, como los lugares de distribución del arte, tanto de distribución material como inmaterial, o sea me refiero a la distribución; galerías o museos o colecciones que son la distribución material, la distribución inmaterial que son revistas, periódicos, etc; no es infinita, no hay espacio para todo el mundo en ese orden, en el orden de que realmente la gente que consume arte contemporáneo, arte visual es muy poca entonces los artistas que logran posicionarse consiguen significar algo para esa élite o ese grupo muy pequeño de personas, pues son relativamente pocos comparados con la cantidad de muchachos y muchachas que estudian arte”.

 

¿Qué pasa después de que se ha terminado la carrera?

Al finalizar la carrera el arte deja de ser solo un proyecto. Al artista le llega la hora de materializar ese sueño si no lo ha iniciado antes, así que surgen varios aspectos a considerar.  No todos los estudiantes se convierten en el artista que expone su obra; otros optan por otras áreas de desempeño, como la docencia o la gestión.

Esto lo percibí con la entrevista a Henry, pero además se evidencia en el pénsum de muchas universidades; en las que la carrera de artes se dicta como licenciatura. Aunque no hay muchos estudios al respecto, extraje del documento: Estado del arte de artes plásticas hecho en 2006 que para el año 2004 se matricularon en Bogotá 1381 personas a una carrera de artes visuales. En ese mismo año se graduaron 173 estudiantes, 40 de ellos en maestrías, 113 en pregrado y 120 en licenciaturas. Si la tendencia se mantuviera durante estos 14 años, tendríamos 1680 docentes. En este mismo documento mencionan que no hay datos precisos sobre la ubicación laboral de los egresados y que para ese mismo año la Universidad Nacional tenía reporte que de 130 estudiantes se desempeñaban como empleados o independientes en el campo de las artes plásticas 80 egresados. 20 de ellos trabajaban en campos diferentes al artístico[1].

Aunque la fecha es algo antigua no se encontraron al respecto, otros estudios que mostraran la situación real de la ocupación del artista promedio. Sin embargo existen dos características propias del arte y la nacionalidad colombiana que son la creatividad y la recursividad, por lo que la misma supervivencia de un artista está garantizada por recursos de la más diversa índole. Muestra de ello es un artículo escrito por Lucas Ospina, en el cual muestra cómo un artista puede vivir de la renta de un inmueble, del producto de una miscelánea, de la renta de un negocio, de la publicidad, entre otras ocupaciones[2].

Sin embargo es más verídica la opinión de los expertos del arte en mencionar que la constancia y una buena estrategia de desarrollo de la carrera del arte permitirán que un artista se desempeñe con éxito en su carrera.

Por último extracto un aparte de la revista Bocas de marzo de 2018[3] donde se entrevista a Nadín Ospina con motivo de su exposición: Híbridos, el cuerpo como imaginario que se realiza en el palacio de bellas artes de Méjico:

“A mí me ha ido muy bien en las subastas internacionales, pero es algo que no me interesa; de lo que desconfío, porque a ese nivel del comercio del arte hay grandes engaños. Es una estrategia absolutamente distorsionadora del trabajo artístico. Mis obras han llegado a unos precios por fuera de la realidad económica de un entorno de coleccionistas que han acompañado mi obra desde los inicios. Un artista no puede convencerse de que por vender una obra por encima de las demás debe subir el precio del resto de la obra.  Es halagador, pero es un universo ficticio del que no me interesa ahora participar. He vendido mis obras a colecciones importantes en todo el mundo. En  lo único que me puedo dar un inmenso lujo es en poder producir mi obra como yo quiero técnicamente, con los materiales que quiero y haciendo una inversión importante en la producción.

 

 

[1] MALDONADO, Alberto y Yolanda López, Estado del arte del área de artes plásticas en Bogotá, DC. Bogotá, 2006.

[2] http://lasillavacia.com/elblogueo/lospina/22116/de-que-vive-un-artista

[3] Revista Bocas, ed. 72 página 72. Editorial El Tiempo.

 

Por Paola Rubiano.

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