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En busca de un mundo perfecto. Capítulo 3

 

Capitulo 3

De vuelta en el hotel, hablé vía skype con mis hijos  para luego caer dominado por la resaca. Dormí catorce horas de un tirón, tuve una pesadilla, en ella estaba sentado al pie del salto Ángel admirando el paisaje cuando salió de la selva un tipo como de dos metros de estatura, vestido cuan explorador inglés del siglo XIX, con estampa más bien nórdica, tenía acento zuliano, se acercó tranquilo y sin aspavientos, como si fuese casualidad, al verse de frente  invitó un porro que acepté sin vacilación , recuerdo que dije a mi extraño interlocutor que la había probado unos años atrás, cuando hacía  posgrado de  física nuclear y por ocio entraba de oyente al doctorado de biología molecular en la Universidad de Oxford, fue con unos  canadienses, también maestrantes , al recordar las sensaciones de aquellos años, esa de la ingravidez me fumé lo que ofrecía sin pensar mucho, en seguida sentí una paz difícil de explicar, de pronto desapareció todo y solo se escuchaba la voz del gigante maracucho que  decía, entre risas que se dejara de esa vaina de negar a Dios, que no importaba que supiera la verdad, pero que la gente lo iba a rechazar y que terminaría  loco.

En el sueño intentaba una discusión teológica  ya que creía firmemente en la verdad científica, el gigante se burló espléndidamente, comentó que (yo) era famoso en la otra dimensión, ya habían hecho apuestas en el bar sobre si terminaba loco o era aceptado,  le dijo que se había metido en sus sueños sólo para obligarlo a reflexionar por ese tema, también me dio la razón, ciertamente la iglesia era un parapeto y todas las religiones una farsa, pero que los humanos normales eran felices en su mediocridad, no tenía sentido sacarlos de su error, que hace más de dos mil años se intentó hacer cambiar a la gente y cada tanto algún enviado bajaba a intentar hacer su parte, pero nada, la gente prefería matarse por pendejadas, crearon sus religiones, las convirtieron en guetos, se inventaron libros sagrados, los usaron para matarse y hasta allí la cosa, se decidió, desde este siglo XXI, dejar la vaina a los humanos, en algún momento todos se morirían o se matarían, allí comenzaría una nueva tarea.

Mientras tanto en la otra dimensión, decidieron dejarse de peleas entre “buenos y malos” satanás hizo una apuesta con Jesús, el Dios padre dio su aprobación y ahora pues ustedes (los humanos) son una versión macro del juego ese de Sim City, cada uno es un personaje y lo manejan según el estado anímico de su controlador, esa es la razón para tanta locura, por eso ahora Cuba  es miembro del comité de derechos humanos, los chinos ya no son comunistas además quien quita si las carmelitas descalzas terminen siendo una transnacional del sexo con todo y canal porno, todo depende de la creatividad de los apostadores.

Desperté sobresaltado a media mañana, sudaba como poseso y agradecí tener todavía lexotanil que no me había tomado desde que, en el aeropuerto de Venezuela hace apenas  unas semanas, estuve a punto de batirle por la cabeza a un guardia la computadora cuando este pretendió que la encendiera para poder ver el contenido de los documentos que portaba, igual le grite, lo insulté y hasta lo amenacé, pero gracias al hijo de un amigo de la familia, quien por su envestidura de oficial en servicio me sacó del apuro, y  como regaló  dos pastillas para bajar la presión.

Este sueño me dejó demasiado ansioso, así que me voy a tomar las pastillas, no importa que sean de  seis miligramos cada una, cuando por fin hicieron efecto me sentí relajado, como en el sueño, tomé nota mental, toca visitar Uruguay apenas pueda para probar ese milagro sin quebrantar las leyes, me di una ducha caliente y salí al encuentro pautado el día anterior con  el cura.

Llegué puntual a la cita, aunque el desgraciado  taxi me cobró el equivalente a tres meses de sueldo en Venezuela,  por el momento eso no importa, total, tengo un préstamo, además, mientras le pagaba al taxista pensé con cierta satisfacción en la cuenta corriente que tengo en Panamá, donde me depositan las ganancias de los libros, si bien  la verdad no es tanto,  si es lo suficiente para estas vueltas de locos en las que ando.

El cura ya  esperaba en una mesa, sonaba en el aire la música de un ensamble criollo, mezcla de virtuosismo académico con bandola llanera e instrumentos ajenos a esa tierra del sur, pero agradable, habían unos estudiantes italianos acompañados de otros tantos venezolanos que pedían a gritos Ron y tequeños de chocolate suizo a falta del de Chuao, hablaban todos a gritos, excitados entre tanta catira ojiverde con ganas de marcha latina.

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