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Mirando al vecino

Venezuela y Colombia, no obstante ser vecinos y como latinos al fin somos muy parecidos, en ambos casos la estirpe española hizo lo suyo, esa herencia no se pierde, sin embargo hay notables diferencias, las razones no las tengo muy claras, unos dicen que fue porque mientras allá (Colombia) fue un virreinato con corte e instituciones que de alguna manera instauraron otras visiones de mundo, acá fuimos apenas una capitanía olvidada hasta por dios y dejada a su suerte hasta que se inventaron lo de la Compañía Guipuzcoana que fiscalizó y exprimió la renta del cacao, que para el siglo XVIII era el símil del petróleo actual , pues para efectos era de relativamente bajo coste de producción y generaba monstruosas ganancias para la época, si a eso le sumamos la total impunidad de los grandes terratenientes que a su vez eran la clase dominante, no solo por ser blancos también por tener en sus manos la única fuente de riqueza nacional, lo que les permitió hasta patrocinar el arranque de la guerra de independencia. No por accidente Francisco de Miranda se molestó pues entendió en algún momento que nadie quería extender la producción de bienes de consumo que le permitiría al país hacerse fuerte, el asunto es que frente a la descomunal riqueza del cacao nadie pretendía hacer nada más.

Hasta ahora la cosa parece no haber cambiado mucho, cuando menos en lo que al asunto gubernamental se refiere, en los últimos 15 años el estado “revolucionario” se ha esforzado en destrozar el aparato productivo, tan bien les ha salido la cosa que ni siquiera la industria petrolera se ha salvado, con todo y que es lo único que la nación exporta. No hay que ser un experto en economía, saber de contabilidad ni de política, basta caminar los supermercados del país para darse cuenta cuan mal va la cosa, los anaqueles están vacíos, lo poco que hay está a precios estratosféricos, tanto así que está rodando un chiste por la ciudad, se dice que sale más barato tomar cualquier merengada de esas para adelgazar que hacer mercado.

Los bienes y servicios están a precio de dólar, sin embargo la moneda pierde valor cada semana, en lo que va de año solamente han devaluado más de 300% el ya mermado valor de la moneda local, tanto así que el billete de mayor denominación no alcanza para comprar un cartón de huevos, entre una y otra devaluación el sueldo mínimo pasó a ser el equivalente a 50 dólares mensuales, eso hablando solo del Dólar oficial, si hacemos la cuenta por el dólar paralelo la cosa es peor.

Hace más de 50 años un intelectual dijo que lo peor que le pudo haber pasado al país fue haber descubierto petróleo bajo su suelo, si a eso le sumamos su bajo costo de extracción y el alto margen de comercialización, llegamos a la conclusión de que es el culpable de todos los males pues ha generado que varias camadas de gobernantes sientan que pueden esquilmar al país sin que presuponga gran daño, craso error que estamos pagando a plazos desde hace un rato.

A la llegada de este gobierno el asunto tomó un cariz diferente, ahora no solo es que despilfarraban, es que invitaron a otros países a la fiesta de petrodólares , los cuales parecen administrar desde la habana, los grandes perdedores como siempre somos los ciudadanos de a pie. Todavía tienen el descaro de tener un discurso de pueblo, libertad, futuro, progreso, economía, trabajo, democracia, estudio, tolerancia y educación, aunque la realidad niegue todo, el estado obtuso como casi todos sigue empeñado en que los incautos les crean y los decepcionados sigan molestos.

Lástima que el petróleo siga escupiendo divisas que, a pesar de lo que la realidad muestra, pretenden que alcance para todos. Ojalá que sigamos ejemplos como el de Colombia que a pesar de su pasado reciente de violencia, guerra, muertes, saboteo, narcos y demás plagas asociadas han desarrollado una economía que ya comienzan a envidiar sus vecinos.

José Ramón Briceño Diwan

@jbdiwancomeback

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