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Las sorpresas del abrazo de la serpiente.

Esta sección se diseñó para resaltar el tema que está en boca de todos y esta película lo está. No había tenido la oportunidad de verla sino hasta ayer, un mes después de su estreno y con ella me llevé varias sorpresas; la primera, llegar a la sala de Cine Colombia con dos horas y media de antelación a la función un día entre semana y darme cuenta de que ya había pocas sillas disponibles.  Este hecho habla por sí solo de la gran acogida de este film entre el público local que se caracteriza por ser difícil de conquistar.

Otra sorpresa que me llevé fue la cantidad de idiomas que se hablan en la película, al menos detecté cinco, sin contar las posibles diferentes lenguas indígenas, así como el hecho de haber sido para nuestros nativos unos verdugos, lo cual significó para mí un auto atentado a nuestra ciudadanía.

La historia que narra es hermosa y profunda, como la olvidada sabiduría de los pueblos de una Amazonia totalmente desconocida para un citadino promedio.   Es una historia que nos invita a un reconocimiento de nuestro pasado, a abrazar a la minoría que con sus saberes interfiere en nuestra cotidianidad para ser integrada como ese elemento que también es parte nuestra, del mismo modo que el vallenato, el cholao, o el tejo.

Una historia que expone a esta minoría que ha sufrido el rigor del olvido, de la injusticia y de la ignorancia por parte del Estado y de sus conciudadanos más “civilizados”; pero, ante todo, una historia que mezcla realidad y fantasía, que nos muestra esa relación entre las plantas, el sueño y el indio como cuidador de este legado, en una armonía impecable.

Pero “El abrazo de la serpiente” es ante todo, una muestra del buen momento por el que está pasando el cine colombiano, que hacía mucho tiempo no nos deleitaba con una producción de tan alta calidad.  Es, por sus logros la película con más reconocimiento internacional hasta el momento, seguida por la película: “La tierra y la sombra”, que próximamente se encontrará en cartelera. Lo demás (Sergio Cabrera, Victor Gaviria, Luis Ospina, entre otros) han sido nominaciones.

Así mismo es innegable el auge que viene teniendo la producción de cine posterior a la ley 814 de 2003, conocida como: “La ley del cine”, y que ha generado desde su aplicación un incentivo a las producciones nacionales. En un artículo escrito por Carolina Mila, periodista del ministerio de cultura indica que posterior al 2003, año en que se promulgó la ley se ha producido más del 50% de las películas que se han estrenado en la historia del cine Colombiano.

Por tanto, no puede considerarse esta película como una casualidad, sino mejor, como el fruto al esfuerzo de las personas que realizan cine en el país, entre directores, productores, empresas de entretenimiento, entre otros.  Esperamos que esta película sea la puerta de entrada del cine colombiano al mundo y que la industria cinematográfica se consolide en Colombia y consiga el reconocimiento que desde hace mucho tiempo debió haber tenido.♦

Paola Andrea Rubiano es Administradora de empresas y perteneciente al cuerpo editorial de Interference.

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