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Entrevista a Camilo Bojacá y su última exposición: Tiempo de consumo.

 

 

Camilo Bojacá expone en la galería El museo su obra más reciente: Tiempo de consumo.  A propósito de esta muestra lo visitamos en su taller donde tuvimos una conversación que giró alrededor de cuatro preguntas o cuestionamientos referentes a su obra, su evolución como artista, sus orígenes y los componentes de su obra.

IC: (Interference Channel). Hay tres elementos que siempre he visto en tus obras: lo urbano, lo rural y la arquitectura. ¿Por qué no nos cuentas sobre el papel que han jugado estos elementos y la evolución que han tenido?

CB: (Camilo Bojacá). Los elementos que siempre han estado presentes en mi obra son elementos que tienen que ver con el concepto central de paisaje, que ese paisaje está entendido de alguna forma por diferentes capas, visto como un paisaje social, un paisaje económico, un paisaje político, un paisaje urbano, un paisaje geográfico y yo me acerco en los diferentes proyectos a diferentes capas de ese paisaje en otros casos propongo ciertas formas de representar ese paisaje. Es decir, yo no trato de representar el paisaje común como lo conocemos sino plantearnos otra forma de revisar el entorno para precisamente desde ahí cuestionarnos acerca de las figuras del poder, cuestionarnos acerca de las relaciones entre la naturaleza y el hombre, entre lo que habitamos, lo construido y eso que está circundante que es la naturaleza y las formas más recíprocas y coherentes de vivir con ella o, por otro lado, las transformaciones que estamos haciendo en el paisaje con todo el poder que nos permiten la tecnología y las herramientas que hemos creado frente a una naturaleza que se ve totalmente indefensa porque es incapaz de defenderse no constituye para nosotros un ser político o un ser vivo que tenga los mismos derechos que nosotros.  No puede establecer algún tipo de resistencia de ningún tipo quizás es por eso que me interesa en algunos casos exaltar esos pequeños gestos entonces, tengo un proyecto que se llama: jardín de malezas que es precisamente sobre la naturaleza reclamando un territorio en el que siempre estuvo, un territorio en el que se planteó una dinámica, se le sacó de ese lugar y ella vuelve como reclamando una micropolítica en su aparición, en su aparición en las grietas, en los pisos, en las paredes.

IC: ¿Y por ejemplo, cuando la misma naturaleza de manera irruptiva se manifiesta con todo su poder cómo has plasmado ese elemento en tu obra?

CB: ¿El desastre? Sí, pero siempre he pensado en la posibilidad de hacer un reflejo. Yo he trabajado con el elemento del desastre en varias piezas, donde aparece la naturaleza para evidenciar el caos creado y por otro lado para aparecer como un gigante frente a las fuerzas del hombre, siempre he tratado de mostrar, por así decirlo, un paisaje antes de o un paisaje después de esto. Siempre he tratado de mostrar lo obvio, de mostrar  los impactos que puede tener o las cosas que están por suceder en el paisaje.  Pero ese tipo de cosas van apareciendo en la medida que los proyectos giran hacia un lado o hacia el otro, en particular este proyecto: tiempo de consumo, es un proyecto donde hay unos señalamientos, donde se muestran conductas en las que uno está inmerso, entonces tiendo a mostrar esos señalamientos pero también muestro la contraparte, una más positiva que dice: tenemos el mismo poder de revertir los actos que nos han llevado a estos puntos críticos; entonces, al final de cada obra trato de mostrar las dos caras de la moneda.

IC: De lo que hemos hablado mencionas lo urbano como un elemento que genera cierta intransigencia frente al espacio, que genera una sensación invasora.  Además de esa concepción que percibo ¿Hay algo en lo humano que tú quisieras resaltar o destacar?

CB: Bueno, no lo veo tanto como algo intrusivo porque es como una más de las categorías que hemos creado, A mí me encanta la arquitectura. Quizás lo que yo trato de evidenciar con algunas obras y es que cuando tenemos algunos proyectos no hemos contemplado del todo el contexto en el que están los proyectos. ¿Para qué? para poder aprovechar al máximo los recursos que están ahí y hacer eficientes los procesos, a hacer eficientes las edificaciones, pero por otro lado lo que también trato de decir es que la arquitectura habla de nosotros y habla de cómo nosotros estamos construyéndonos a nivel poético, simbólico, político, social, entonces digamos, si hacemos estructuras totalmente homogenizadoras, donde no hay la posibilidad de lo individual, no hay la posibilidad de la divergencia, en esa arquitectura pues eso está diciendo que estamos coartando y poniéndole cotas al pensamiento, a las expresiones entonces es más eso porque yo no puedo ser crítico de algo de lo que soy totalmente inmerso y soy parte; sino yo lo que puedo decir es hasta dónde podríamos ser propositivos frente a esa manera de construir la ciudad, de realizarla, de proponer otra forma que no están lejos de poder ser, creeríamos que son voluntades sociales y políticas que una cuestión de recursos en realidad. Entonces pues ahí donde va el sentido de los proyectos y por otra parte el estar tan pendiente de la naturaleza es un poco un gesto para ese sujeto que no tiene voz, como darle dentro de  los discursos del pensamiento una voz, entonces es como lo que algunos autores han querido hacer y algunos artistas, filósofos, bueno, Yo creo que voy como en esa línea y dentro de lo que hago está el presente en esa búsqueda.

 

IC: Muy interesante. Yo creo que a través del arte desarrollamos un sentido humano, queda implícito un sentido de comunión, de querer equilibrar esos comportamientos que no conllevan a la igualdad entonces, desde ese punto de vista me parece fantástico.

CB: Yo tengo una visión del arte como estilo de vida pero he visto que el arte tiene el espacio y la oportunidad de hablar de todo y hablar de lo humano, entonces el arte no siempre propende por los mejores sentidos, y eso también está bien porque en muchos casos hay proyectos o obras que lo que revivizan es precísamente como las partes más oscuras del ser humano y creo que ahí es donde está lo interesante del arte y es que puede mostrar eso sin llegar a la violencia o llegar al abuso o como a las diferentes cosas como a las que desde esos lados oscuros el ser humano puede llegar, sino nada más lo simboliza o lo recrea y muestra que nosotros somos una dualidad, solo tenemos tanto cosas como buenas como otras malas, entonces digamos que creo yo que el arte es un espacio para disfrutar de la complejidad de lo que es el ser humano con unas afectaciones que están dentro de lo estético, lo simbólico, lo social y lo político, hasta lo económico pero que no llegan a las afectaciones de tipo físico o… un artista lo puede hacer en su cuerpo pero quizás no va a llegar como a la afectación de otros y eso es como lo importante.

IC: ¿Y en qué te inspiras para esta nueva exposición? ¿Qué puedes contarnos sobre esta muestra?

CB: Tiempo de consumo es una reflexión personal frente al hecho del consumo depredador, de la extracción de recursos indiscriminada que rompe el equilibrio que ha planteado la naturaleza misma. Es un modo de comunicar, a modo de denuncia cómo los intereses de pocas personas producen un grave desequilibrio para el paisaje natural pero también para el paisaje humano pues es finalmente el individuo quien es víctima de los intereses que mueve el consumo. Es el individuo quien es inducido a  esa cadena de consumir para hacer circular la riqueza de los que con el poder arrasan.

En una de las piezas de la muestra se hace mención a cómo juega la publicidad enna  esa cadena de consumo mostrando solo una parte de la verdad, no todo el engranaje que está detrás de una muestra publicitaria.

Así mismo muestro al hombre en escala y en la posibilidad de rescartar ese equilibrio con la naturaleza designando también en sus hombros la responsabilidad de mantener y convivir en términos adecuados con la naturaleza.

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