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La *Educación.

Desde nuestra última editorial sobre comunicación hemos venido preguntándonos por un tema al parecer cotidiano pero que encierra una de las problemáticas más complejas de la sociedad contemporánea, la educación.

Educar es sin duda una práctica cultural que se mantiene en todos los niveles sociales y en todas las culturas, educar es como llamamos a esa transmisión memética a través de las generaciones. Un lenguaje, un mirada, un punto de vista, el proceso de la educación encierra el pasado pues es donde miramos atrás, tratando de encontrar lógica a nuestro quehacer en la tierra, la educación encierra el presente pues en ella queda plasmado cómo vemos el mundo, y cómo nos entendemos a nosotros mismos, y también en la educación está el futuro, pues esa transmisión memética tiene una base pragmática que es mantener una cultura y una especie.

Es interesante pensar que si no fuera por los archivos, los documentos y la tradición oral, todo lo que ha sido el ser humano en los últimos 100 mil años no existiría en nuestro presente.

La búsqueda material de nuestro paso por el mundo ha sido uno de los proyectos humanos de toda la vida, es curioso pero ese proyecto parece estar presente en las comunidades aborígenes de lugares tan extraños entre sí como en Alaska los Yupik, o en la Patagonia los Selknam. Las civilizaciones cercanas (en tiempo) de las cuales heredamos casi todo (incluido este alfabeto) parecían buscar esa misma permanencia, ese dejar huella.

Y en esa búsqueda los humanos creamos la Internet, y la internet cambió nuestra manera de pensar, de entender, de comunicarnos y de actuar. La revolución digital es sin duda La Rueda de nuestra era, en medio de esa revolución la educación vive hoy tiempos de convulsión. Las instituciones tradicionales van quedando cada vez más como dinosaurios ineficaces para enfrentar la realidad de la sociedad actual, no sólo los curriculum no pueden adaptarse al cambio sino que las metodologías de actualización hacen parte de una era que ya terminó.

La figura del profesor que existe aún en nuestra cultura es anacrónica, la educación hoy debe verse como un dialogo permanente y horizontal  con la información. El sistema de grados y calificaciones pierde sentido en una sociedad que atraviesa este tipo de cambios.

La comprensión de los procesos sociales también pasa por esta convulsión, cada vez es más complejo hacer estudios en los que no sea necesario combinar un número plural de disciplinas para abordar con mayor rigurosidad la realidad.

Nuestro sistema económico, por llamarlo de algún modo capitalista, convirtió la educación en un commoditie más, llevó esto a las especulaciones más extrañas de la historia, donde la cantidad de oferta supera en creces la demanda y donde en realidad nadie tiene claridad de qué debe ser una buena educación.

Casi nadie habla hoy en día de los muchos valores en que fueron fundadas las universidades que veneramos como centros de conocimiento, esos valores parecen haber desaparecido de nuestro lenguaje; democracia, igualdad, verdad, apertura a diferentes ideas…hoy el discurso visible no-visible de las instituciones es –educación para el capital- cómo ser más competitivos, algo cruel pensar que la humanidad cayó en estados salvajes e innecesarios de competencia. Las universidades pasaron de ser centros críticos de conocimiento social, cultural y científico a ser centros de formación técnica en las cadenas del capitalismo.

Pensar la educación es pensar el pasado, el presente y el futuro, estamos ante un mundo digital de grandes posibilidades; las preguntas deben ser cómo interferir, como común-icar, cómo subvertir y cómo entender estos procesos. La educación nunca ha sido propiedad privada, la educación es un bien inmaterial de la humanidad, un bien del cual todos somos partícipes, analizando debidamente esto podemos llegar a comprender que en términos históricos la propiedad intelectual no existe.

En esta edición  invitamos a la curadora Selene Wendt a seleccionar la portada, Lucia Rosa, de Dulcinea Catadora Collective, un bello proyecto de edición y educación desde Sao Paulo. Carla Schlaffer en Berlín hizó nuestra contraportada, la East Side Gallery de Berlín, jóvenes toman fotos con Iphones a los dos lados del muro después de casi 30 años de su caida.  Los invito a leernos, a compartirnos y a criticarnos.

Interference ante todo, una casa de ideas.♦

 

Diego Aretz es fundador y editor de Interference Channel.

 

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